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Cuando el sexo se convierte en un tormento: “Lloraba en silencio para no incomodar” | Salud y bienestar | EL PAÍS

Cuando Mariángeles Montero (México, 33 años) decidió tener relaciones sexuales por primera vez a los 20, no lo logró. No porque careciera de deseo, sino porque en momentos de intimidad con su novio, experimentó "un dolor insoportable" en su vagina. A Mar Simón (Barcelona, 25 años) le sucedió algo similar a los 19, sin embargo, creyó que era normal, ya que sus amigas le habían comentado que “siempre dolía un poco” al principio. Por su parte, Natalia (Costa Rica, 25 años) recuerda que sintió como si hubiera “una pared” al intentar tener relaciones sexuales con su primera pareja.

Lo que a ellas les sucede se conoce como vaginismo, un problema que dificulta la penetración durante el coito debido a espasmos involuntarios de los músculos del suelo pélvico que rodean a la vagina. Los datos sobre la prevalencia de esta disfunción sexual son muy escasos y dispares. El 0,8% de casi 25.000 mujeres encuestadas en Dinamarca afirmó haber tenido vaginismo en relaciones sexuales durante el año anterior. Sin embargo, el porcentaje superó el 68% en un cuestionario a 400 mujeres en Ghana. En España ni siquiera existen estimaciones fiables.

“Yo buscaba, tal cual en Google, ¿por qué no me entra el pene?”, confiesa Montero, una mercadóloga mexicana que trabaja en una empresa de software. Durante años intentó muchas cosas y en algún momento ella pensó que la causa era la falta de lubricación. También recurrió a sesiones para, supuestamente, sanar el linaje femenino porque creía que era algo kármico: “Sanar al papá, a la mamá, porque no encontraba respuestas”, cuenta. También probó con registros akáshicos [un concepto sin base científica que implicaría una memoria universal de la existencia] y consultó a una tarotista.